La nueva regulación del IVA aplicable a la venta de obras de arte adoptada desde el 25 de enero pasado, se anunció como un elemento de incentivación del mercado del arte en nuestro país, coincidiendo con la proximidad de la feria de ARCO.
El artículo 9 del Real Decreto Ley 1/2014 del 24 de enero, reduce del 21 al 10% el IVA aplicable, tanto para las importaciones como para las ventas de obras de arte, pero sólo en aquellos casos en que éstas se realicen directamente por los autores o sus derechohabientes, o bien por empresas o profesionales que no se dediquen habitualmente a la reventa de obras de arte.
Esta regulación establece un IVA reducido que lamentablemente no se extiende a las reventas de obras de arte realizadas por las Galerías o por las Salas de subasta.
Esta limitación del IVA reducido no tiene mucha justificación, y es de difícil explicación, porque deja fuera de sus beneficios a una parte muy importante, la más importante en volumen económico, en las transacciones del mercado del arte en España.
A la ausencia de una política fiscal adecuada, tanto para los artistas como para sus intermediarios, se une una falta de acción pública en el impulso del mercado en un país que carece de una verdadera ley que favorezca el patrocinio privado de la acción cultural en materia de arte contemporáneo, así como de una normativa que garantice la seguridad jurídica del mercado del arte.
La regulación del 25 de enero, desde su escasa vitalidad y pequeñísimo alcance, mejora bien poco la gravísima situación en que se encuentra el mercado del arte en España, y nos recuerda al título de la famosa obra de Italo Calvino “El vizconde demediado”.
